Pertsonaia ezagunak

ubera 1461750288414 Ubera Auzoa | 2010-01-28 00:00

  • Jose María Zezeaga Elorza (Pilotaria) (1962/02/20)

    • Txapelak: Eskuz binakako txapeldunordea 1991-92. Eskuz binakako txapeldunordea 1994-95. Eskuz binakako txapeldunordea 1996. Espainiako eskuz binakako txapeldunordea 1999

  • Juan Martin Elexpuru Arregi (Idazlea) (1950/11/15)

    • Lanak:
      • Antologia:
        • Euskal lizunkeriaren antologia
      • Haur eta Gazte literatura:
        • Fernando plaentziarra
        • Marea biziak zozomikoetan
        • Fraixko eta galtzagorriak
        • Txepetxa eta sugea
      • Itzulpena:
        • Abereen etxaldea; George Orwell
        • Delituez eta zigorrez; Cesare Beccaria
        • Esku bakarrarekin irakurtzeko kontuak; Pilar Cristobal
        • Filosofia apaingelan; Donatien Alphonse F. Sade
      • Kronika:
        • Alpeen itzalpean
        • Kuba triste dago
      • Narrazioa:
        • Lasai, Juanantonio, lasai
        • Txakur zaunkak atean
        • Hamaika ipuin
  • Jesus Maria Sagarna (Musikoa) (1944)




Músico vizcaíno contemporáneo, nacido de Arrazua, Gernika-Lumo. Licenciado en Letras por la Universidad Complutense, estudió en los Conservatorios de Bilbao y San Sebastián, siendo en este último discípulo del Maestro Escudero. Ejerce la docencia en Bergara (Gipuzkoa). En 1983 obtiene el Primer Premio en el concurso de composición para bandas convocado por la delegación vizcaína de la Asociación de Txistularis del País Vasco.

  • Pedro Antonio Olañeta (1770-1825)
Pedro Antonio de Olañeta Marquiegui, conocido como el contrabandista[1] (h. Elgueta, País Vasco 1770 - Tumusla, Bolivia, 2 de abril de 1825). Militar realista.

Hijo de una familia humilde de Vizcaya, emigró a América con sus padres hacia 1787. Fijó su residencia en la zona de Potosí y Salta, dedicándose al comercio e ingresando en los cuerpos de milicias. Con motivo de su profesión fue apodado como el contrabandista por sus adversarios.[2] Alcanzó una gran fortuna con sus actividades mercantiles, sobre todo entre el Perú y el Virreinato del Río de la Plata, donde -en Jujuy- se casó con una bella criolla de apellido Marquiegui y llegó a poseer una estancia.

Al producirse la Revolución de Mayo en 1810, la actitud de este terrateniente - que ya tenía algunas características de caudillo - fue vacilante, volcándose luego de un modo absoluto (y absolutista) al bando "realista" (es decir, proespañol) al notar que las nuevas autoridades ponían en riesgo sus poderes semi feudales. De este modo es que participó como comandante en las campañas contra las incursiones de los independentistas argentinos contra el Alto Perú, estando entonces Olañeta a las órdenes del general José Manuel de Goyeneche. Destacó en sus acciones contra los insurgentes en la Provincia de Jujuy, zona que atacó en repetidas ocasiones y cuya capital consiguió ocupar en 1817, hasta que fue rechazado por Martín Miguel de Güemes.

Más tarde ascendió a coronel y permaneció bajo el mando de Joaquín de la Pezuela. Ascendido a general de brigada, favoreció el ascenso a virrey de José de la Serna e Hinojosa en 1821. Su condición de absolutista convencido, contrario a la revolución liberal que sufrió España durante el reinado de Fernando VII, terminó por enfrentarle con La Serna, y sublevándose contra su autoridad se autoproclamó "único defensor del altar y del trono"[3] y dio comienzo el 15 de enero de 1824 a la llamada Rebelión de Olañeta, y que fue reprimida por fuerzas del virreinato peruano al mando de Jerónimo Valdés hasta su repliege el 17 de agosto 1824 en razón de los avances de Simón Bolívar tras la Batalla de Junín.

Los españoles huyen despavoridos abandonando las más fértiles provincias, mientras el general Olañeta ocupa el Alto Perú con un ejercito verdaderamente patriota y protector de la libertad.
Bolivar, 13 de agosto de 1824.

Olañeta, que había estado en comunicación con Bolívar, después de la derrota de La Serna en la Batalla de Ayacucho lideró un pequeño grupo de militares resistentes en el Alto Perú. Pero esta situación fue apenas una anécdota, dado que el proceso de independencia de América era imparable y, en 1825, tras caer La Paz, lo mismo ocurrió con Potosí el 29 de marzo, donde Olañeta había concentrado sus tropas. Cuatro días más tarde, en un intento desesperado por resistir, Olañeta murió en la batalla del Tumusla, según algunas versiones asesinado por uno de sus soldados; otras versiones dicen que durante el combate se despeñó con su caballo. La desaparición del periodo liberal y el regreso al absolutismo en la Península Ibérica permitieron que el rey Fernando nombrase a Olañeta virrey del Río de la Plata, nombramiento que fue realizado cuando ya éste había fallecido sin saberlo aún el rey.